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Libre acceso para lo bueno, zona restringida para lo malo

 






De alguna extraña manera hoy estaba pensando en las donas que ponen detrás de las vitrinas ¿ya sabes cuales? esas que siempre se ven mejor de lo que son, se me antojan muchísimo y no las puedo comer, (¿sentiste mi amargura?) entonces pensaba que nunca he visto a un brócoli de la misma manera, igual y en la semana intento ir a pararme enfrente de un puesto de frutas y verduras para ver si me provocan la misma sensación.

El asunto es que eso despertó al pequeño filósofo que vive en mí y pensaba en cómo nosotros escondemos lo que es bueno o bello y nos enfocamos en lo malo. Es que lo malo llena todo como de una bruma y de pronto no nos deja ver o pensar en otra cosa; de hecho, de ahí viene la palabra abrumar o agobiar, que quiere decir literalmente que algo nos pesa.

Al contrario, cuando una persona se enfoca persistentemente en lo bueno, decimos que es un soñador, que vive en Narnia y está fuera de la realidad, como que de alguna manera decidimos que la vida real está llena de cosas malas ¿no?¿Y si esta realidad que escogemos ver no fuera toda la realidad? podría ser que estuviéramos viendo un trozo de la historia solamente, no sé, piénsalo.

Cuando tenemos un problema y nos centramos solamente en él, perdemos la otra cara de la moneda y es que el bien es mucho más persistente, es mucho más constante y nos sigue todo el tiempo.

Enfocar solamente en la dona, no quiere decir que no haya más verduras que pan dulce en el mundo, quiere decir que solamente soñamos con lo que no podemos comer (en mi caso) pero cuando hay que comer espinacas, lo hacemos sin pensar, como que cumplimos con el requisito y listo. Porque el bien está todo el tiempo y lo damos por sentado, mientras que en el mal enfocamos, platicamos y pensamos intencionalmente, como si con eso pudiéramos resolverlo o ganarle la partida. Pues aunque es pasajero, también es muy encimoso.

Ayer estaba en una reunión con amigos y estábamos muy contentos hasta que la plática se trató acerca de todo lo malo que pasa alrededor, la energía fue bajando hasta que la reunión llegó a su fin con todos cansados. Piensa en eso, cuando la plática es motivadora, hablamos de cosas buenas y reímos, podríamos seguir por horas, porque el bien siempre nos llena de energía, es decir, produce vida.

Llenarnos de bien, enfocar en lo bueno, no significa ser optimistas obsesivamente, negar cuando hay problemas o cosas que nos preocupan, significa poder reconocer que siempre hay más cosas buenas que malas y dar gracias por ellas porque eso diluye al mal. La esencia del bien es expansiva, eso quiere decir que si se lo permites, tomará territorio en tu vida y hará cimientos. Por el otro lado lo malo es por definición invasivo, por eso hay que limitarle el espacio para restringir así su efecto.

El apóstol Santiago (Stg 3:17) dice que enfocarnos en lo que es malo no tiene nada de sabio y por el contrario la verdadera sabiduría ama la paz, es amable, hace bien y está llena de buenos frutos.

El amor no es un colador con la malla muy abierta que deje pasar todo, es más bien un límite permeable que permite el paso de lo bueno mientras deja afuera a lo malo, no es que lo pase por alto, sino que lo detiene y lo pone en su lugar.

Tú que puedes, cómete una dona a mi salud y piensa en lo deliciosa que es, mientras respiras profundo y te das cuenta de que hay mucho más bien a tu alrededor que mal.  Que el amor inagotable siempre te persiga, cuenta tus bendiciones y me platicas.

Abrazos

Val Morales





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