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El Amor en las Intenciones


 


Hoy quiero que reflexionemos juntos sobre un elemento del fruto del espíritu que tiene un poder increíble: la benignidad. Este es el componente del amor que nos enseña a amar con intención, mientras contrarresta y diluye el mal, digno de explorarse ¿verdad?

Para poder entenderla más fácil dividámosla en 3 partes:


1. La benignidad se enfoca en nuestras intenciones, eso está muy rudo... lo sé, porque no siempre quisiéramos reconocer con qué intención hacemos algo, o simplemente no hemos puesto mucha atención y entonces actuamos y después nos cuestionamos por qué dijimos o hicimos algo. La benignidad nos puede ayudar con eso, porque cuando escogemos que nuestras intenciones sean benignas funciona como una balanza en la que las examinamos y pesamos. La Biblia pone un énfasis especial en las intenciones y de hecho las considera más importantes que a las acciones en sí mismas (o sea que no hay forma de fingir). Como dice Proverbios 21: 2 “Todos los caminos del hombre son buenos en su propia opinión, pero Jehová pesa los corazones”. Dios ve lo que nosotros pasamos por alto o no podemos ver. Pero... ¿sabías que hay una forma de vernos por dentro? ¡Sí! Hebreos 4:12-13 dice que la Palabra puede revelar lo más profundo de nuestras intenciones, incluso de las que no nos damos tanta cuenta. La Palabra es un espejo y la única manera de ver reflejado y conocer cómo funciona nuestro ser interior.

2. La benignidad abre el camino para poder dar o recibir algo bueno. Tenemos un sensor que nos deja detectar con qué intención alguien nos hace un regalo o un halago y si sentimos que su intención es dudosa o nos causará una enorme deuda moral, el regalo pierde su valor y acaba en la basura. Tendemos a cuestionar la motivación de la gente antes de recibir algo,  porque siempre es mejor saber el costo que tendrá o si es un acto de amor genuino. 

3. La benignidad no reproduce el mal. Algo benigno por definición no replica lo malo,  en un ejemplo muy práctico, imagina que te platican un secreto que puede dañar o avergonzar a alguien, si tu intención es benigna decidirás no reproducir el secreto aunque sea verdad y así acabas con el rumor. La benignidad del amor diluye lo malo y hace que pierda su efecto ¿Qué increíble no? Es que al no reproducir el mal no le das voz, no tiene voto y pierde la influencia. Es como un antídoto en contra de un veneno, que detiene el mal antes de que se extienda disolviendo sus efectos tóxicos.


¿Viste por qué creo que este elemento del amor es tan increíble? La benignidad contrarresta lo que nos daña y diluye el poder de lo que nos puede lastimar.


¿Practicamos?

  • Ya sabes que hay que empezar con nosotros mismos,  así es que empecemos por no darle espacio a las críticas que destruyen. No le des voz a los prejuicios. Haz que sea seguro estar contigo tanto para ti como para los que te rodean. "La luz que está dentro de ti produce sólo cosas buenas” Ef 5:9 Deja que fluya lo bueno y restringe lo malo.
  • Cuestiona tu intención antes de hacer o decir algo y decide si de verdad vale la pena o te lo puedes ahorrar.
  • Contrarresta lo negativo con algo positivo o en palabras de Pablo: “No dejes que lo malo te gane, véncelo tú con el bien” Rom 12:21


Sé que nos cuesta trabajo, pero cuando elegimos amar auténticamente, nos hacemos parte del gran río que transforma y le da vida a todo a nuestro alrededor. Vale la pena probar ¿no crees? 

Abrazos, 

Val Morales






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