Yo creo que es tiempo de escribir una serie de entradas acerca del amor. No solamente porque es mi tema favorito, que estás de acuerdo que sería motivo suficiente para inspirarme y tratar de inspirarte a ti también ¿no? Pero también porque al hacerlo, igual y aprendemos algo nuevo, que es muy bueno porque mantiene a nuestras neuronas ocupadas.
Voy a confesar que me choca cuando temas tan importantes como los asuntos espirituales que potencialmente pueden mejorar nuestra forma de vivir, como el amor o el perdón y hasta nuestra relación con Dios, se explotan y se vuelven objetos de control o comerciales. Por eso me late que investiguemos poco a poco, pero sobre todo, ¡divirtiéndonos muchísimo!
El amor se ha tratado de definir de muchas formas, aunque la realidad es que no es que nos necesite porque puede defiinirse solo. Aún así, seguimos intentando ponerlo en palabras, y muchas veces lo único que conseguimos es meterlo en una caja de conceptos que terminan por limitarnos a nosotros mismos.
Pero para no perder la costumbre, hoy vamos a tratar de describirlo así: Si fuéramos gotas de agua, el amor sería como el cauce de un río al que nos podemos unir y fluir con su corriente. Para que el agua no se estanque, el movimiento la llena de oxígeno y la mantiene cristalina; la falta de amor en nosotros es como la falta de oxígeno en el agua...nos pone verdes.
Hemos escuchado y hasta decimos: “Si amas algo déjalo libre, si regresa es tuyo y si no, nunca lo fue”, eso suena más como una frase para consolar a nuestros amigos despechados ¿no crees? Porque el amor no es una posesión, es más bien libertad: si amas algo y tratas de controlarlo o de mantenerlo cautivo, en realidad no estás amando, sino limitando y pensando en ti mismo; eso funciona igual del lado contrario, una relación que te mantiene limitado como ahogado no es amor.
Una de las características más bellas del amor es que lo mueve un motor que busca el bien del otro. Y eso es justo lo que nos deja expandirnos, porque nos hace salir de nosotros mismos y mover nuestras fronteras, es una de las formas que tenemos para hacernos grandes y trascender. Cuando escogemos no amar y nos centramos en nosotros mismos solamente, nuestro mundo se hace chiquito y se contrae, vivimos contracturados emocional y espiritualmente porque amar es extenderse y el amor necesita el espacio para hacerlo.💓
Amar tampoco es sentir un cariño inmenso por alguien, eso podría estar incluido y ser un producto del amor, pero amar es escoger ser parte de un caudal mucho más grande que nosotros, que sigue sus propios principios y no los nuestros. Como el amor de Dios, que es la fuente, y al volvernos parte de ese río, amamos nosotros también por consecuencia.
Muchas veces me preguntan: Val ¿cómo puedo amar a alguien que no me cae bien? El asunto es entender este principio del amor, que simplemente es, pero las formas de expresarlo son muy diversas. A ver si logro explicarme, caemos en un concepto del amor que nos deja ver solamente una parte de él, como la de regalar flores y chocolates o abrazar y besar a quienes amamos o nos aman; y el amor tiene más caras que un diamante, tiene tantos reflejos de colores que si no ponemos atención o lo buscamos solamente en nuestros parámetros, o sea a nuestra manera, podemos perdernos de verlo actuando.
Entonces una forma de amar a quien no nos cae tan bien podría seguir el consejo de Pablo de Tarso cuando dice (Rom 13:10): El amor es no hacer daño. Cuando nos negamos a levantar la mano en contra de alguien, o hablar mal de esa persona aunque tengamos razones para hacerlo, estamos amando. Es una forma real de sumarnos al cauce de ese río y escoger amar en lugar de dañar.
Mira, hay hasta libros que hablan de el modo en el que damos o recibimos el amor, y eso no está mal, pero de alguna manera seguimos encapsulándolo en conceptos y formas. El amor es un fluir, no es estático y no tiene una sola forma, tiene miles, es bellísimo y es enorme, es la fuerza central del universo, es un fruto lleno de semillas, con capacidades que no logramos calcular, por eso hay que buscarlo con expectativa, finalmente no depende de nosotros, el amor es. Y lo mejor es que está a nuestro alcance, métete en el río, déjate amar y escoge hacerlo también.
Gracias por leer
Val Morales
Te dejo un video para seguir platicando.
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