La Biblia se refiere al caos como un lugar desordenado y vacío, podría ser por ejemplo ese espacio que creemos que no podemos conquistar, en el que no avanzamos y nos sentimos estancados como dando vueltas sobre nuestro eje y en donde se encuentran nuestros temores casi haciendo una fiesta, o podría ser algo que se destruyó como una relación o un trabajo y perdió su valor dejando una gran dosis de caos.
En medio del caos Dios le ordena a la luz ser, que se manifieste y se acabe la confusión y la obscuridad, que se pueda ver lo que hay, para entonces empezar no solamente a acomodarlo, sino a hacer un jardín en medio del estado caótico de la tierra. Nunca se me hubiera ocurrido plantar un jardín en medio de la destrucción, como que pienso que cuando algo anda mal debería simplemente deshacerme de eso y darle la vuelta, no hubiera imaginado cómo transformarlo. La pregunta obligada es ¿se puede? ¿Se pueden transformar los lugares que han sido lastimados en algo que realmente valga la pena?
Si hubiera una forma de terminar con el caos y con las experiencias que nos han dolido, sin dejar que su influencia nos deje amargados y con marcas que nos sigan lastimando, podríamos tener una opción positiva y con mejores resultados, para responder a las circunstancias que en la mayoría de los casos ni siquiera pedimos y mucho menos controlamos.
Resulta ser que en otra parte de la Biblia, en el Nuevo Testamento (Gal 5), vemos a Dios con la misma intención de hacer otra vez un jardín. Claro que antes se había encontrado con otro caos, sí, con todas las cosas que nos saturan la vida como problemas en nuestras relaciones, el abuso de nosotros mismos y de nuestra salud, intentos de crecer espiritualmente que fallaron, emociones fuera de control y muchos pleitos; de pronto encontramos una opción, podemos seguir tratando de poner orden por nosotros mismos o podemos escoger dejar a la luz ser, coger la pala, el trillo y las semillas para transformar ese lugar en un jardín. Dios pone a nuestra disposición la elección de transformar el caos en un lugar lleno de frutos escogiendo el amor.
¿El amor? ¿Estás hablando enserio?
Sí, el amor está descrito en la Biblia como el fruto del Espíritu, con la capacidad y el poder suficiente como para cambiar las experiencias de dolor y confusión en cicatrices que no duelen más, sino que muestran heridas que cerraron con éxito sin infectarse y que ponen en evidencia que el amor es restaurador y al mismo tiempo es el camino para sembrar lo que seguramente cosecharemos mañana.
Enserio, podemos seguir comiendo lo que la vida nos tira encima y ser víctimas de las circunstancias o podemos decidir responder a ellas elevando nuestras opciones y por lo tanto escoger y construir el siguiente tramo del camino.
Val Morales
Te dejo un video para seguir platicando
Gracias por tomarte ese tiempo con nosotras. Y sobretodo un edificante por esos frutos. Mando un abrazo.
ResponderBorrarAmo pasar tiempo juntas. Abrazos!
BorrarGracias por platicarnos esto. Sin duda ha sido luz en mi caos, gracias por acompañarnos en la construcción del nuevo camino.
ResponderBorrarEs un honor poder caminar juntas
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