Eso de desarrollar el ambiente en el que queremos vivir me recordó cuando mi familia y yo pasamos por un tiempo muy difícil; todo lo que nos rodeaba era tan sin sentido y se sentía tan obscuro que fue muy complicado mantener un pensamiento...ya no digas positivo, sino medianamente estable.
Y es que así son los tiempos difíciles, como si las aguas se revolvieran muchísimo y hay que esperar a que se asienten un poco para tratar de ver con claridad el fondo, pero cuando lo hacen y nos dejan ver el daño real, se convierten en un foco que apunta hacia lo que teníamos medio chueco desde antes y que muchas veces ni siquiera notamos y dejamos que se acumulara. Es como cuando tenemos el clóset lleno de ropa que no nos queda, que nos quita espacio o nos recuerda que ya no somos de esa talla.
En ese tiempo del que te platico, hice algo que realmente me ayudó y es que me puse a trabajar para que mis pensamientos no me dañaran; necesitaba encontrar un espacio libre de caos en donde pudiera sentirme segura estando conmigo misma porque finalmente, al apagar la luz y cerrar los ojos, no importa lo que nos rodee, nos quedamos para pasar la noche con nosotros mismos, lo que creemos y las historias que nos contamos. Cuando estamos muy angustiados y nos sentimos invadidos por lo negativo, el pensamiento se vuelve medio destructivo y, aunque no es fácil, lo mejor es oponerle una fuerza contraria y positiva, no necesariamente con margaritas y mariposas, pero sí con un profundo amor propio que nos haga parar el daño. Todo eso fue como hacer una dieta de lo que me convenía pensar y lo que definitivamente no, como conjeturas o especulaciones.
El cerebro, mientras dormimos, acomoda la información que le damos durante el día, así es que no hay cómo evitar que se hagan conexiones entre nuestras neuronas por lo que pensamos. Imagínate si a veces una noticia o alguna mala película (que nada tiene que ver con nosotros) nos hace tener pesadillas o nos causa insomnio, cuánto más nuestra mente tratará de procesar algún tema al que le estamos dando mil vueltas.
El asunto es que una parte muy importante de amarnos a nosotros mismos es crear un espacio seguro en el que nos sea lindo estar y más cuando cerremos los ojos y nos desconectemos del resto del mundo. No se trata de negar los problemas, sino de acotarles el espacio y dedicarles cierto tiempo del día para tomar decisiones, hacer estrategias y resolver, pero nunca dejar que invadan todo nuestro tiempo.
La Biblia habla mucho de sustituir y filtrar los pensamientos. Dice que pensemos en lo bello, lo justo y lo puro (Fil4), dice que hagamos nuevos caminos (conexiones) para nuestros pensamientos y no dejemos que se adapten a las tendencias del resto del planeta (Rom 12), o sea, a lo que todo el mundo dice u opina.
Empecemos por limpiar el "closet"; hay que despejar las repisas, quitar la ropa que ya no nos queda o no nos gusta para poner lo que nos gusta más. Igual con los pensamientos y tradiciones que nos quitan espacio vital, como traer cargando un costal de cosas que nos lastimaron, o de expectativas propias o ajenas, tener una actitud de víctima o formas de interpretar la vida que heredamos y ya no nos dan sentido. Si un pensamiento te está dañando no convivas con él, sácalo igualito que sacarías una camiseta llena de hoyos (Ciao, bye).
No es sano basar nuestra vida en algo que pasó y no pudimos o podemos controlar aún. Las circunstancias no dependen de nosotros, pero el significado que les damos sí. De eso se trata todo esto, de escoger hacer construcciones fuertes, en cimientos bien puestos que estén fundados en el inamovible amor, explorándolo y siendo parte de él. Hemos pasado ya suficiente tiempo con juicios de crítica y menosprecio hacia nosotros y hacia otros, y eso va destruyendo poco a poco nuestro espacio interior.
¿Qué te inspira? ¿Cómo quisieras que fuera tu hogar por dentro?
Hay que diseñar el lugar en el que queremos estar, los cambios no tienen que ser dolorosos, podemos avanzar un poco cada vez y de esa manera ir conquistando y desarrollando nuestro espacio interior, es mejor avanzar un milímetro que seguir acumulando ropa vieja, ¿no crees?
Te dejo un abrazo,
Val Morales
También un video:
Es cierto, es muy fácil meternos a pensamientos que no son buenos y girar y girar en ellos, haciéndonos un montón de daño en el proceso. Mejor empujar fuerte (a veces las criticas y los juicios pesan mucho) para sacarlos y reemplazarlos con pensamientos que nos traigan vida y paz y nos ayuden a construir un espacio dentro de nosotros mismos en el que vivamos agradecidos y contentos. Vale la pena el esfuerzo. Gracias!
ResponderBorrar¡Seguro que el esfuerzo vale la pena! La vida y la paz son elecciones mucho mejores. Gracias por compartir.
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