¿Tú sabías que hay ambientes diseñados especialmente para que aprendamos algo? Es un concepto muy interesante, de hecho el método Montessori tiene como uno de sus pilares “El Ambiente preparado”. Dice María Montessori que el niño absorbe lo que hay en el ambiente para construirse a sí mismo y por eso lo que nosotros conocemos como un salón de clases, en el método se vuelve un lugar con estímulos y materiales muy bien escogidos para que el niño tome lo que necesite para construirse a sí mismo. Es mágico ver cómo los niños aman aprender, es realmente una característica del ser humano ¿sabías? Sí, el aprendizaje es algo que nos es natural y con el ambiente adecuado podemos seguir haciéndolo toda la vida porque nuestro cerebro es increíble.
Eso del ambiente preparado me recordó el jardín del Edén que es a lo que yo le llamo un ambiente bien preparado de verdad, justo a la medida del hombre y con la intención clarísima de Dios de llenarlo de cosas preciosas. El nombre Edén viene de la palabra Adán (sí, el mismo nombre de aquel señor que presuntamente se comió algo parecido a una manzana…) y quiere decir: Delicado, delicioso y abundante. Eso nos da una muy buena idea de qué es lo que Dios quería que el hombre absorbiera del ambiente para nutrirse y desarrollarse ¿no?
A veces siento que hemos creído en un dios equivocado, uno que complica las cosas y pone obstáculos y exámenes que sólo siendo “buenos”, cambiando totalmente o haciendo miles de sacrificios, podríamos aprobar. La Biblia no dice eso, de hecho, nos da indicios de que la intención de Dios es vernos crecer tomando lo que puso a nuestro alcance para hacerlo y no que complicáramos los asuntos espirituales como si fueran literalmente cosas de otro planeta o de algunos elegidos especiales y elevados.
Si pensamos en el “Ambiente Preparado” como un ecosistema del que somos parte, nos vamos a dar cuenta de que nuestras decisiones afectan a ese ambiente para bien o para mal todo el tiempo.
Te platico que una vez tuve una pecera y claro, tenía su propio ecosistema en el que era muy importante mantener el equilibrio ¿ya sabes? Un día puse un pez nuevo en ese mundo, pero el agua en la que venía estaba contaminada con alguna bacteria y contagió a toda mi pecera. ¡Para qué te cuento! El ecosistema se destruyó poco a poco pese a mis mejores esfuerzos por sanarlo y eso me hizo entender lo importante que es lo que dejamos entrar o vivir en nuestro medio, porque bajo el mismo principio de Montessori, nosotros seguimos absorbiendo del ambiente lo que nos puede nutrir o perjudicar.
El asunto es que además de formar parte de un ecosistema más grande, tenemos el nuestro propio y cuando dejamos que algo lo contamine, poco a poco las cosas empiezan a funcionar mal, peleamos, nos amargamos o nos enfermamos. No estoy hablando de las cosas que están afuera de nosotros, sino de las que tenemos dentro del alma, podríamos nombrar muchas pero para darnos una idea están: La falta de perdón, de descanso, el perfeccionismo, las quejas continuas, el miedo y el estrés crónicos que pueden hacer que nuestro mundo se ponga muy raro (por decirlo bonito) y empiece a funcionar con elementos que lo dañan.
Nuestro ambiente natural es el amor, con todos sus componentes: Alegría, paz, paciencia, buenas intenciones, bondad, fe, capacidad para aprender y dominio propio. Al estar y permanecer en ese ambiente podemos desarrollarnos con bastante espacio pero separados del amor, no podemos hacer mucho y más bien nos dañamos (Jn15).
¿Qué componente del amor te hace falta hoy?
El amor renueva y sana nuestro ecosistema y es altamente efectivo para regresarle el equilibrio mientras hace que desaparezca en su inmensidad cualquier cosa que te esté lastimando o enrareciendo tu ambiente.
Podemos crear y afectar la atmósfera en la que queremos estar cuando escogemos amar y si empezamos con nosotros mismos el ambiente cambiará y se extenderá a todo nuestro ecosistema.
Te mando un abrazo
Val Morales
Te dejo un video para seguir con la conversación y tú déjame tus comentarios.
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