La mente está trabajando todo el tiempo, procesando experiencias y aprendizajes que le dan forma a nuestra manera de pensar. Aunque a veces algunos de estos pensamientos nos preocupan o debilitan, siempre tenemos la oportunidad de sustituirlos por alguno que nos sume y ayude a sentirnos más equilibrados.
El cerebro construye conexiones desde la infancia, las cuales se hacen cada vez más complejas y nos llevan a ser capaces de sacar nuestras propias conclusiones. Complementando esto, nosotros observamos y replicamos las acciones de los demás en un aprendizaje social.
Al convivir con el entorno y las personas, creamos en el cerebro rutas o senderos por donde los pensamientos pasan más seguido (igualito que cuando las hormigas dejan un camino en el pasto 🐜), lo que nos predispone a pensar de cierta manera. Podría ser miedo crónico o inseguridad, por ejemplo, y cuando recibimos cualquier información, la mandamos por esos caminos (lo mismo pasa con los pensamientos positivos).
Como adultos, podemos seguir construyendo y formando nuevos canales de pensamiento; aunque nuestra mente ya no es precisamente un cuaderno en blanco, sí podemos cambiar algunos dibujos por otros más precisos. La Biblia habla de esto como arrepentirse (del giergo metanoia) que quiere decir simplemente: cambiar la forma de pensar.
Sí, podemos pensar diferente y hacer caminos nuevos, en un proceso que la Biblia compara con el de la metamorfosis 🦋(Rom 12:2), que es un cambio bastante radical con el fin de madurar. No es que persigamos cualquier idea que parezca atractiva, esté de moda, o que conozcamos hace mucho tiempo y por lo tanto creamos que es cierta, sino que estemos dispuestos a cambiar totalmente nuestra forma de pensar. El pensamiento es sobre lo único que tenemos control, es en dónde encontramos a la voluntad y nuestro poder de decisión, por eso tiene tanto énfasis en la Biblia.
Cuando una catarina 🐞 (o las mismas hormigas) pasan por el proceso de la metamorfosis, dejan de ser larvas y se vuelven insectos maduros con un equipo y habilidades increíbles. ¡La diferencia es enorme! Ahora pueden volar.
Hay estudios que dicen que el cerebro no sabe olvidar, por eso, para cambiar un pensamiento, hay que sustituirlo, y hacer nuevos senderos para crear nuevos hábitos. Dicen que se necesitan 21 días para crear un hábito nuevo; curiosamente ese es el mismo tiempo que le lleva a la abeja completar el proceso de la metamorfosis, pero tú no te dejes llevar por el tiempo, toma el que necesites para que tu cerebro haga conexiones fuertes.
¿Cómo sustituimos los pensamientos?
- Cuestiona: Agarra un pensamiento limitante y cuestiónalo.
- Sustituye: Sustituye esos pensamientos limitantes por afirmaciones positivas basadas en la fe.
- Confía: Cada vez que escoges pensar positivo, estás haciendo un camino nuevo que con la práctica se volverá un sendero.
Es una gran idea cambiar los pensamientos que nos limitan y mantienen preocupados y cansados. Cuando renovamos nuestra mente podemos construir nuevos hábitos y experimentar una verdadera transformación.
Abrazos,
Val Morales
Te dejo un video que puede complementar (de esos que grabé cuando estábamos encerrados)
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