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El Poder de Las Semillas




Claro que nos gustaría poder cosechar muchas cosas buenas en la vida ¿no? creo que en general queremos tener buenas relaciones, grandes amigos y proyectos que nos inspiren y nos remuneren. Sin embargo hay una condición para cosechar, y el asunto está en que primero necesitamos sembrar. Lo que me pregunto muchas veces es: por qué sembramos cosas que en realidad no queremos, podría ser por descuido o por ignorancia o… ¿tú qué piensas? En lo que sabemos si son peras o manzanas exploremos un poco ese asunto de la siembra para poder tomar mejores decisiones ¿te late?

Metafóricamente usamos a las semillas para referirnos a lo que sembramos y queremos que crezca cerca de nosotros, (Recuerda que lo que es cierto en lo físico es cierto en lo espiritual también) y es que las semillas representan al potencial para germinar, madurar y reproducirse porque aunque son muy chiquitas, tienen toda la información que necesitan para hacerlo. Así es que cuando nosotros sembramos algo, estamos apostando a que ese potencial se active para hacer posibles nuestros proyectos, sueños y hasta nuestras relaciones. Pero la regla dice que lo que sembremos es lo que cosecharemos algún día (Gal 6:7), o sea que no podemos ser mala onda y cosechar flores de caramelo.

Imagina por ejemplo que quieres tener un buen amigo, eso es algo que necesita un proceso ¿no? los buenos amigos no llegan de pronto (Claro que iba a decir que no se dan en maceta, pero no lo dije porque me arruina toda la idea), sino que se hacen con el tiempo y la convivencia, por eso para lograrlo debemos sembrar:

  • Una buena comunicación
  • Escuchar con atención
  • No juzgar
  • Ser confiables
  • Preocuparnos genuinamente por el otro
  • Agradecer por las cosas que hace
  • Dedicarle tiempo

Las semillas que sembramos en nuestras relaciones tienen el poder de transformar nuestra vida tanto como la de los otros. Cuando dedicamos tiempo a cultivar amistades genuinas, estamos invirtiendo en un futuro lleno de apoyo mutuo y comprensión. Cada gesto amable, cada momento de escuchar atentamente y cada expresión sincera de gratitud son semillas que, con el tiempo, florecerán en relaciones profundas y significativas.

Hay un proverbio que dice:

“La semilla de las buenas acciones se transforma en un árbol de vida; cuando una persona es sabia gana amigos” ( Pr 11:30)

Me encanta la idea de poder tener un árbol que me de ánimo y estar rodeada de personas en las que confíe ¿a ti?

Lo mismo aplica para nuestros proyectos personales, en la construcción de nuestro carácter y hasta en la mismísima fe, que la Biblia compara con una semilla:

  • La fe es como tener una semilla chiquita que produce un gran impacto en la vida de quien la posee (Lc 17:6) y es que la fe, cuando se cultiva, nos deja ver ángulos y caminos que a simple vista no podemos.
  • El Reino de Dios también se compara con semilla chiquita (De hecho es la misma en los dos casos, la semilla de mostaza) pero con el potencial de expandirse y crear un ecosistema increíble que da comida, sombra y refugio a los que están alrededor (Mt 13:31-32).

Las semillas tienen escrito un código con todo el potencial para hacer crecer algo que podría ser bueno o malo, porque representan la capacidad que tenemos para reproducirnos, ¡Sí a nosotros! lo que somos y lo que elegimos. De hecho, la palabra semilla en griego quiere decir: descendencia o genealogía, está fuerte ¿no? porque eso quiere decir que lo que sembramos es una forma de multiplicarnos.

Hay una ley espiritual que tiene que ver con la abundancia o la escasez que tenemos, dice que si sembramos mucho cosechamos mucho (2Co 9:6).  Esto incluye todo, no solo los recursos materiales, también al amor, la bondad y la libertad que nos siguen cuando las sembramos. Sé generoso con tus palabras, nunca te limites para decirle a alguien cuando es amable o hace algo bien, siembra porque eso alimenta tu propio manantial y te dará abundancia. Como dice en la carta a los Gálatas: No te canses de hacer el bien porque a su debido tiempo cosecharás si eres persistente (Gal 6:9).

¿Te late si practicamos estos principios con nosotros primero?

  1. Siembra lo que quieres cosechar, no hay manera de cosechar algo diferente a lo que siembras. La regla de oro dice: Haz con otros lo que quieres que hagan contigo (Mt 7:12) Tratar a los demás amablemente (aunque no lo merezcan) dice que tú eres amable y reproducirá eso en tus cosechas.
  2. Trátate a ti mismo como quieres que te traten, eso es una siembra increíble, porque te enseña a ti y a otros cómo tratarte. La descalificación y la crítica son como una plaga, quítalas de la forma en la que te hablas, limpia tu terreno de eso, se amable y paciente contigo y pronto verás los resultados, porque eso desata tu potencial.
  3. Aprende a valorar tu trabajo, piensa que cuando menosprecias tus proyectos es como si arrancaras una plantita antes de que pueda hacer crecer sus raíces. Persiste y confía.
  4. Da con generosidad, la Biblia dice que es Dios el que da y hace crecer las semillas y cuando compartimos lo que tenemos, él aumenta nuestros recursos para que podamos dar más (2Co 9:10). Empieza con lo que tengas para sembrar, nunca menosprecies tus semillas, recuerda que germinarán.
Como ves no es tan difícil escoger nuestras semillas para construir poco a poco lo que queremos tener alrededor, sólo hay que seguir los principios, tener paciencia para ver a nuestras plantitas crecer y esperar una gran cosecha, que es lo que yo te deseo.

Saludos 

Val Morales

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