Empezamos el año con toda la actitud, nos consentimos en el fin de año y llenamos el tanque con la familia, amigos y mucha comida, claro que no falta la revisión de lo bueno y lo malo del año anterior y los propósitos para el futuro. La verdad es que al final del año cosechamos muchas cosas en las que estuvimos insistiendo o practicando más y eso nos ayuda a querer más de lo bueno y menos de lo malo. El asunto con los propósitos es que planearlos en mucho mejor que ejecutarlos ¿no? y es que a veces al tratar de alcanzarlos nos desaniman más de lo que nos animan.
La palabra propósito en el griego quiere decir básicamente lo mismo que en el latín: poner delante, o sea, proponer un plan para el futuro. Sin embargo, para poder cumplir ese plan necesitamos tener el ánimo para hacerlo, y es ahí en donde encontramos a la muy famosa "fuerza de voluntad". La voluntad es una parte integral del alma, junto con la mente y las emociones (Checa la entrada de: Equilibrio Interior).
El asunto con la fuerza de voluntad es que solemos medirla por cuánto podemos aguantar sin algo que queremos (un pastel de fresas o una concha de vainilla) y por más que aguantemos la respiración terminamos corriendo hacia lo que nos prohibimos, ya que resulta ser que la voluntad no obtiene su fuerza de alguna vitamina maravillosa, sino del deseo ¡Sí! La voluntad trabaja y gana fuerza cuando está motivada, por eso es que siempre acabamos corriendo hacia el pan dulce que nos hace sentir bien y eso nos inspira. En cambio, hacer una dieta que mejore nuestra salud, aunque es un buen propósito, no nos inspira tanto y entonces creemos que no tenemos fuerza de voluntad o que simplemente no nos alcanza para completar la misión, cuando en realidad lo que no tenemos es motivación.
¿Qué podemos hacer?
Para activar la voluntad, darle fuerza y hacer que trabaje a nuestro favor, es muy útil unir nuestros propósitos con algo que disfrutemos hacer y nos motive. Como cantar una canción muy divertida mientras limpiamos el horno o tal vez oír un podcast mientras hacemos ejercicio, seguro que el tiempo se nos hace más corto porque disfrutamos del proceso.
Recuerda que cuando necesitamos inspiración para plazos más largos, tenemos algo más estable que la motivación: el espíritu y recurrir a él es la mejor idea, las más grandes inspiraciones en la Biblia provienen del amor, poder amar a Dios a nosotros mismos y a otros, nos inspira porque ver al amor actuar es muy motivante. El amor, es la fuerza más grande del universo y es capaz de transformar cualquier ambiente negativo en algo que vale la pena.
El propósito y mensaje de Jesús fue decirnos que su reino está cerca, a nuestro alcance y que podemos vivir mejor si seguimos sus leyes, a las que resumió como amar. Aprender a amar tendría que ser entonces el propósito que nos guíe todos los días para poder ver cómo es que este reino funciona y cómo es que el amor actúa, eso es casi un reto ¿no?
Obviamente no nos motiva seguir una religión que en lugar de enseñarnos cómo practicar y vivir los principios espirituales, nos llene de reglas que más bien nos quitan la energía y hasta nos dejan más cansados que antes. De hecho Pablo de Tarso dice que estas reglas y filosofías hechas por hombres no nos añaden valor, aunque parezcan algo sabias, porque llevan a quienes las practican a ser muy dedicados en cosas que no duran o son netamente apariencias, pero no sirven para motivarnos a conseguir nuestros propósitos o vencer lo que nos limita (Col 2:23). Si podemos aprender acerca del poder que tiene el amor y además lo vemos actuar a nuestro alrededor, la cosa cambia radicalmente ¿no crees? y es que los principios espirituales parecen sencillos, pero son sumamente poderosos cuando los practicamos.
Cuando sentimos que caminamos en contra de lo que nos proponemos y nos está costando muchísimo trabajo lograrlo, hay que buscar en donde nos falta motivación y agregar los motivadores que nos van a ayudar a completar la tarea. Podemos ejercitar la voluntad con metas cortas que sean altamente retributivas y festejemos cada pequeño logro, recuerda que la fuerza de voluntad no se gana por aguantar mucho sino por motivar mucho.
Te deseo un año lleno de inspiración, y te dejo como siempre muchos abrazos.
Val Morales
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